"Después de pasar un día duro en el laburo al lado del guardarropas muriéndome de frío, con ese vestido horrible y desabrigado que me hacen usar (dorado, y me queda chico en el culo entonces se me frunce en la panza) salí del restaurant con dolor de cabeza, de ojos y de oídos, con fiebre y mal humor y la pregunta ya desesperada de "qué hago acá?!
En vez de irme a casa a dormir me tomé el colectivo y fui directo a Shacklewell Arms. Lo único que podía salvar mi día era una cerveza y un poco de música a todo volúmen.
Mientras pasaba parada tras parada, entre dormida y mirando el paisaje desde el colectivo, me imaginaba a mí misma ahí relajando todo el cuerpo hacia el barullo, el escenario como un altar sagrado "al fin puedo respirar" pensaba en mi visión.
Llovía y era uno de los días más fríos del año, así que las cuadras desde la parada al bar sería la última tortura que tendría que soportar en el día.
Entonces sentada en mi mesa, con una cerveza y unas papas fritas con sal de romero (mejores que las del casino) miré hacia afuera y a traves de las ventanas sucias de Shacklewell Arms, vi la lluvia convertirse en partículas blancas livianas, que luego de mantenerse suspendidas en el aire, entre ellas desordenadas, se acercaban al piso y se fundían con el asfalto.
Dudé de lo qe veía y al mismo tiempo lo reconocí porque ya lo había visto antes. El momento exacto en que comienza a nevar. Me acerqué a la ventana y aún era imposible asegurarlo. Tuve unas inmensas ganas de tocarle el hombro al de al lado y decirle "look! it's snowing!" pero recordé que tal vez para esa persona no habían pasado tantos años desde la última vez que vio la nieve.
Segundos más tarde era insidcutible. Una chica pasó por la vereda y su gorro negro se llenó de puntos blancos. Segundos después de eso, como todo lo que empieza en Londres, paró."
Entonces pasé unas horas sentada, sola, escribiendo es espacios blancos en mi agenda y leyendo los últimos capítulos de 24 Hour Party People.
Se acercó un chico a mi mesa y me dijo algo como "perdón pero tengo que decir algo, porque te veo que estás acá hace horas escribiendo y encima leyendo un libro sobre la música de Manchester, y bueno, yo soy de Manchester y soy historiador musical."
Se sentó al lado mío y me preguntó si me podía invitar una cerveza. Entonces me contó que una vez cruzó algunas palabras con Tony Wilson. Me advirtió que era una anécdota un poco deprimente pero mientras la contó nunca perdió la sonrisa ni el sentido del humor: Fue en un partido de futbol, él estaba con su papá y vio que delante de ellos caminaba Tony Wilson. Entonces le dijo a su padre "papá, mirá es Tony Wilson! es una leyenda!" y Tony Wilson se dio vuelta y le dijo "Seré una leyenda pero incluso a las leyendas les da cáncer."
Los dos nos reímos y le dije que me parecía muy propio de Tony Wilson esa respuesta, cómo se pudo reír de sus propios fracasos toda su vida. En solo algunos segundos y unas pocas palabras, Tony Wilson le dio una respuesta fiel a su personaje, sin querer, fiel a su destino de leyenda.
Lilting
Hace 10 años