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domingo, 1 de febrero de 2015

Notes From Underground - Fyodor Dostoyevsky

Me junté con Dean en East Finchley. El plan era café, librería genial, tienda de vinilos genial, comprar fruta (había una explicación para esto) y despedirnos. El tiene mucho que editar pero me quería mostrar esos lugares. Nos encontramos a las 10:30 en la estación de subte. Mañana fría. Anoche nevó. Hoy está soleado. Cuando salimos de la estación me mostró que al otro lado de la calle estaba uno de los cines más antiguos de Londres. Phoenix Cinema. Y casi se arrepiente de pasar sin realmente mirarlo, asi que entramos dos minutos, y me mostró una foto de cómo son las salas adentro, todavía conservadas como en los años '20. 
Fuimos a un café cercano a la librería (que todavía estaba cerrada). Big Chef Cafe. El lugar me recordó inmediatamente a los lugares donde íbamos a comer con papá. Baratos, viejos, con mesas de plástico gris, con el asiento y el respaldo acolchonados en rojo, en los '50 hubiera sido un estilo "moderno". Muy poco Londres, más bien Buenos Aires. Microcentro a la tarde concurrido por viejos regulares. O no... más bien Bariloche, y esos lugares/ciudades que se quedaron un poco en el tiempo.
Hablamos, hablamos... no puedo transcribir las cosas que dijo porque su uso de las palabras cuando habla de cosas que le interesan es tan genial que mi memoria y mi traducción no le harían justicia. 
Sacó un libro de nutrición de su bolso. Entre las hojas que estaba leyendo había hojas más grandes que las páginas del libro en las que tenía anotaciones ilegibles y algo que parecía un plan semanal.  (a todo esto yo estaba rememorando nuestro primer café, con su anotador a punto de sufrir una mancha permanente de café, pero esto no había sido un problema para él, desprolijo como nadie con su maletín lleno de fotos y papeles) Desparramó las hojas por la mesa para poder mostrarme los alimentos que el libro recomendaba para hacer una desintoxicación. Pensé otra vez en papá. Un recuerdo muy fuerte de su forma de "estudiar" y las anotaciones desprolijas que hacía en todo tipo de hojas (hasta su caligrafía es parecida). Quise llorar. Pensé que no es casual que esta persona haya aparecido en mi vida. Pensé que estoy tan lejos de mi papá en tantos sentidos, y acá del otro lado del mundo y de la vida, estoy tomando un café con alguien que escribe notas como él.
Entonces me habló de su nuevo entusiasmo por las frutas y esta dieta que está haciendo,.. Y me pareció genial que quisiera compartirlo conmigo. 
Y después, hablamos, hablamos... no puedo transcribir las cosas que dijo porque su uso de las palabras cuando habla de cosas que le interesan es tan genial que mi memoria y mi traducción no le harían justicia. 
Entonces me preguntó cómo ando yo, y empecé por ecplicar que mi vida había cambiado drásticamente desde la última vez que nos vimos. Que en ese momento estaba en un "pozo negro" (dije exagerando) y que rápidamente estaba saliendo. "Me mudé, me compré mi pasaje a Argentina, logré que solucionaran el problema de impuestos que tenía..." resumí. Ahora lo que me falta es cambiar de laburo...
Y mientras le contaba sobre las lecciones de esta etapa dura, mientras le explicaba que tenemos que estar en control de la energía y la gente que nos rodea, y que necesitaba urgentemente dejar Mayfair y la chetada (bueno no lo dije así pero me gustaría que hubiera una palabra en ingles con la cual sentirme tan cómoda para adjetivar despectivamente) me interrumpió para contarme la historia de Margate, un pueblo en la costa, a 2 horas de Londres, donde según él, se instalaron verdadeors bohemios que escaparon de las grandes ciudades de Inglaterra cuando éstas se volvieron caras (y caretas). No voy a tratar de transcribir su forma de hablar cobre la ciudad pero al menos la reproducción verbal que hice cuando más tarde le conté a Nico lo que Dean me contó, lo llevó (a Nico) a mirarme con ojos de niño entusiasmado y me dijo "quiero ir!".
Dean me dijo que me encantaría. Que mucha gente está yendo ahora a Margate porque las ciudades costeras como Brighton se han vuelto muy caras y los jóvenes buscan otros lugares para emprender sus proyectos. Sobre todo huyendo de Londres y su característica esclavizante en cuanto al trabajo y al ritmo de vida. 
Y después le conté que estoy escribiendo un guión. Me preguntó curioso sobre la premisa de la película, entonces le conté.
Le conté la historia que dio origen a la idea, y por primera vez lo vi a Dean mirarme de igual a igual en cuanto a proyectos artísticos. Le emocionó tanto la idea que quiso adivinar el final cuando casi estaba por terminar la historia, pero se emocionó aún más cuando no adivinó.
Después empezó a tirarme ideas incluso nombres de actrices que le gustan y que podrían funcionar para el papel principal en mi película. Me reí por dentro al verlo tan ingenuamente entusiasmado por algo, igual que yo.
(No me malinterpretes, no estaba saltando como loco de la emoción, estada seriamente aportando ideas como si lo que estuvieramos discutiendo era algo que sin dudas se iba a materializar pronto).
Esa es también mi ingenuidad y el impulso invisible que me llevó a hacer cosas de las que podría haber dudado muy facilmente, pero el no dudar las materializó.
Tomamos dos lattes y cuando el horario era más razonable fuimos a la librería.
Me volvió a repetir que no iba a salir sin comprar algo, abrió la puerta y a mi izquiera vi, apoyado sobre una pila de libros que venía desde el piso y me llegaba a la cintura, el libro "Notes From Underground" de Dostoyevski. Lo agarré ronriendo sabiendo que toda esta magia no es extraña ya, pero, perdón, lo del libro es otra historia. Basta con decir que en ese momento exacto, en ese lugar exacto, todo era perfecto, era un llamado, Y otra vez un nuevo libro llegaba a mí en la forma más premonitoria posible. No lo estaba buscando, lo estaba esperando.
Seguí mirado libros, le dije que le iba a contar la historia de ese libro otro día, pero ya no necesitaba encontrar nada más. Mi visita a la librería estaba saldada, no esperaba que el Universo me sorprendiera de ninguna otra forma, porque ya era suficiente. 
Mientras leía con atención los lomos de los pequeños fasículos de poesía, Dean encontró un antiguo maletín de madera y cuero, como los que exhibió en su muestra "The Return of The Rudeboy". Lo compró. El también se iba del local contento. Y me apuró porque todavía teníamos que ir sí o sí a la disquería y ya se daba cuenta que nos podríamos quedar horas ahí...
A dos cuadras, entramos en un local de vinilos y cd's. Había 5 hombres adentro, y todos los saludaron a Dean como si fuera un vecino que ven todos los días. Dean me presentó como su "amiga Sofia, gran coleccionista de discos".. Yo me reí bajando de un hondazo la exageración de esa descripción y empecé a recorrer con los dedos el catálogo de Lp's y singles que se acumulaban en cajas de madera divididos en estilos y etiquetas. Post-Punk, New Wave, Manchester, 80's, etc. 
Probé un single de The Cure y todos movieron la cabeza al ritmo de los últimos segundos de una gran canción. Después empecé a encontrar maravillas del punk y Dean se perdió por un momento en la sección de Northern Soul. 
Se nos hizo tarde y Dean todavía tenía que comprar fruta y yo tadía no había terminado de llenar mi mis brazos de discos que comprar. 
Así que nos despedimos con la promesa de hacer esto más seguido, y yo me quedé ahí con sus amigotes melómanos, que se asombraron de ver la "primer argentina apasionada por el post-punk que entra a la tienda"
Uno de los chicos mientras veía los discos que ya tenía en la mano me dijo "a vos te gusta el post-punk, Manchester, todo eso no? mirá esto:" Me acercó un inmaculado album de The Durutti Column con la tapa texturada y en colores pasteles. No tenía idea del disco pero todo lo que viniera de la mano de Tony Wilson, en el momento en que estaba a punto de terminar de leer su único libro, yo lo recibía con amor.
"Los pocos argentinos que vienen llevan Reggae, o música electrónica" me dijeron... Me pareció raro que ninguna fuera en busca de The Cure por ejemplo... pero me quedo con mi etiqueta linda "la primer argentina apasionada por el post-punk".
Me dijeron que me hacían descuento porque era amiga de Dean, y terminé llevando 5 LPs y 2 singles pagando 20% menos.
Salí de la disquería y volví al café donde empezó nuestra mañana.
Escribí un rato en mi libreta linda, me comí un horrible (y barato) desayuno inglés como almuerzo y me tomé el tren a Stokey. Mi día iba a terminar tan genial como había empezado, así que no había mejor opción que esa.

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