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domingo, 8 de febrero de 2015

On The Road - Jack Kerouac

Y de golpe estoy en medio de otra noche Londinense, tomando cerveza con un extraño, y en el centro del escenario, detrás de los respaldos de las sillas de madera (nos sentamos atrás por si nos surge la necesidad de reirnos) una chica con trenzas rubias y un overall de jean y unos guantes blancos hace música con ladrillos y piezas de metal oxidado, haciendolas chocar entre ellas mientras que un pelado a su lado grita en el vacío de un platillo que resuena en todo Cafe Oto. Al mismo tiempo alguien improvisa sonidos únicos con un violín, tambien alguien toca distintas trompetas, la chica deja los ladrillos se saca los guantes y agarra una flauta traversa, la desarma, y toca con una de las mitades... El caos se tranforma en una música relajante, no puedo explicar cómo pero puedo afirmar que podría haber dormido en medio de todo ese ruido. Y luego de observar con atención percibo la inquebrantable conexión entre todos ellos y miro a mi alrededor, solo velas iluminan el lugar y algunas lámparas de baja intensidad, nunca estuve acá pero podría volver infinitas veces. Ya no me sorprende la cantidad de cosas que jamás experimenté antes, pero recibo cada sorpresa con la misma alegría y emoción con que una niña ve el mar por primera vez.
Despues nos contamos secretos y caminamos por las calles invernales del barrio más lindo de esta ciudad, hace un rato había pensado que ya estaba aburrida de no conocer(te), pero no... Se acercó el 243 y el extraño me dijo luego de preguntar si ese era mi colectivo: "seguramente vos vas a apreciar esto más que yo. Es una piedra que agarré cerca de donde vivía Kerouac"
Me subí al colectivo pudiendo solo demostrar mi sorpresa al exclamar la versión en ingles de "me estás jodiendo?" y me senté con la piedra en la mano. La piedra estaba caliente, seguramente por haber estado en su bolsillo toda la noche.

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