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domingo, 29 de marzo de 2015

Blues - Edgardo Cozarinsky

Carta a Cozarinsky
no me entregues,
tristísima medianoche,
al impuro mediodía blanco
Esa chica en tu película de la cual solo recuerdo la cara y el libro que encuentra a media noche, me llevó a Pizarnik. "No me entregues tristísima medianoche, al impuro mediodía blanco". Todo estaba en silencio, pero yo me quedé más en silencio todavía. Anoté esas palabras en mi programa del Bafici. Al lado mío estaba sentado otro chico haciendo notas en la oscuridad del cine. Niall. Nos hicimos amigos después de tu película. Es escocés y estaba en Buenos Aires estudiando literatura Latinoamericana. 

Después de dos años de no haber vivido en Bs As me encuentro al volver, con la certeza de que ella tiene probablemente las mejores librerías del mundo. Antes, justo antes de subirme al avión, había tenido una conversación con otro de tus libros. Un poema en italiano me hizo levantar la vista hacia el cielo y sentir el olor de la estación donde estaba leyendo. Era una tarde de Invierno en Bs As y yo dejaba todo atrás con una sensación de liviandad y futuro. Recuerdo esas últimas palabras con mucho cariño: "somos jóvenes, el pasado no puede alcanzarnos". Entonces me fui sin nada más que un amor. Dejando Buenos Aires en esas hojas, reposando en una caja hasta que volví como si el tiempo no hubiera pasado.
Tu voz me es tan familiar como estas calles, y esta temperatura en verano, Chacarita derritiéndose, las luces de neón, que miro desde el colectivo... pienso, que es un mundo tan distinto al mundo. 
Pero vos me empujaste a irme, y cada vez que quiero volver, me lo narrás también, como si pudiera pararme en el parque, y oler el barrio, y los bichitos en los faroles que a veces me hacen picar las piernas, y los amigos del edificio y las caras desconocidas, de la medianoche.
Tal vez inquieta, pero nunca me hizo sentir insegura, Buenos Aires.

Miro amis amigos y les digo, que estamos en el Paraiso.

Y después me volvi a Londres. A seguir con mi rutina, mi presente que está allá. (acá, donde termino de escribirte esta carta) Pero sabés? Me siento tan cerca. Siempre.

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