Day 100 (100happydays). Estoy terminando de escribir la primer nota para
La otra butaca donde voy a empezar a colaborar como invitada desde Londres. Me gusta la idea de verlo como un diario de cine compartido. Volví del laburo a casa escuchando The National en mis auriculares y como si viviera en una película, caminé lentamente, solo escuchando la música. Acabo de terminar en el colectivo, el hermoso libro sobre los Beats en India y llorando, llegué a casa y pensé que acababa de encontrar las palabras perfectas. Ahora con ganas de viajar a otros destinos y de hacer, siempre hacer y moverme, el libro me dejó con un amor profundo a lo que ya sabía que amaba. Ayer tuve una revelación. Pensé en mí misma a los 12 años y supe que siempre supe lo que quería. Estaba en un bar donde hacía más calor que afuera en la playa, y sonaba un punk rock con distorsión como el que escuchaba mientras descubría lo que es ser adolescente con una guitarra. Desde abajo del escenario, casi siempre en primera fila. Sacando las primeras fotos que realmente me importaban en mi vida. Y lloré también. Tuve que salir del bar y escribir. Y hoy leí, que mientras Allen volvía de India a su casa, con la sensación de que en realidad volvía con las manos vacías sin haber aprendido nada, tuvo inmediatamente otra idea, se dio cuenta lo que había obtenido con ese viaje sagrado:
"he had no powers beyond those granted to the living over the dead. And like every other passenger on this journey, he was alive".
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